Thursday, April 19, 2007

Messi y la selección: mucho y poco en un mismo día

Una manera de vincularse con un partido de fútbol es medirlo en función de su utilidad. Eso hacemos permanentemente los periodistas deportivos: analizamos si le sirvió al técnico, si probó un sistema de juego, si sacó algo positivo de un jugador en particular, si el resultado mejoró el ánimo o lo empeoró.
Así, el éxito del partido esta ligado a la conclusión que arroja. Esa es una manera, pero no la única.
No le pedimos utilidad a una linda canción, ni a una pelicula, ni a un libro. ¿Hay qué pedírsela a un partido de fútbol? El malhumor imperante por el pobre partido que jugó la selección del Coco Basile con Chile es porque no fue bueno como espectáculo. Otra forma de abordar un programa televisivo: ver si entretiene o no, si nos mejora la "calidad" de vida aunque sea durante dos horas. Un partido de una selección, entre otras muchas cosas, también es un programa de TV a la hora de la cena. Obviamente existieron otras cosas más interesantes para hacer que ver el partido de la selección.
De haber tenido goles, de haber contado con más situaciones emotivas, la visión seguramente hubiera sido otra. Seguramente de haber ganado la selección también la descripción habría cambiado: otro vicio relativamente nuevo de la prensa deportivo es el de prescindir del resultado tratándose el deporte de una competencia. Ganar no es lo único que importa, pero ganar debe ser considerado como más valioso que perder.
La cultura no necesariamente debe medirse en términos de servicio y humildemente suelo considerar al fútbol, a veces y solo a veces, un hecho cultural.
En ese sentido, el gol de Messi es celebrado entre otras cosas por su inutilidad. Vale por si mismo, no está relacionado con un hecho productivo, sino con el simple placer de ver buen juego y buenas definiciones.
Será útil para el Barca, para Rijkaard, para Joan Laporta, me tiene sin cuidado.
Enceguese por tanta belleza simplemente porque no tiene otro objetivo que deslumbrarnos durante un instante.
En ese sentido, hasta es más puro que el gol de Diego a los ingleses. La obra de Maradona se debate entre el fútbol y la reivindicación de soberanía, el valor legítimo del gol y el valor simbólico, la patria y la pelota.
Que el fútbol (lo que nos gusta) no tenga que servir para nada es la mejor manera de disfrutar de las cosas.

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