Thursday, April 12, 2007

Sobre los saberes del fútbol en la revista Playboy

Acerca del significado de la sabiduría en el fútbol, escribí esta nota en la última edición de Playboy:

Saber para cargar

"La única verdad en el fútbol es que no la tiene nadie...". La frase la dijo el ex futbolista Hernán Díaz cuando era ayudante de campo de Leonardo Astrada como técnico de River. Se la había tomado prestada a Rubén Rossi, técnico de las inferiores del club.Como los apodos de los jugadores, en fútbol, los conocimientos se heredan y se los hace circular como si la imprenta jamás se hubiera inventado. En buen romance, ese dicho, apuntaba a que en el fútbol no hay un solo modo de hacer las cosas bien y ganar. Quien triunfa es quien tiene razón y patenta esa vez la efímera fórmula del éxito. Siendo el fútbol lo que es, un deporte en el que se compite para ganar; siendo el deporte una versión liviana de una guerra, ¿no es lógico que el que se imponga tenga la razón.El fútbol no le cuelga las medallas correspondientes a los vencedores. Siempre hay algo por discutir y a cada situación siempre hay otra por oponer. El fútbol tiene la dinámica de los refranes: cada sentencia tiene otra que la desautoriza. Objeto de debate y de polémicas que ni siquiera niños de jardín de infantes sostendrían, se supone que el fútbol es depositario de un saber propio pero que jamás permite quedarse con la última palabra.Un etnólogo francés llamado Christian Bromberger abordó en una profunda investigación los motivos de las pasiones populares que despierta el fútbol, puso de relieve una característica fácil de apreciar pero quizás difícil de explicar: el fútbol es una actividad en la que el novato no tiene inconvenientes en tratar de ignorante al sabio. Cualquier aficionado es capaz de cuestionar a un técnico por cómo jugó el equipo y sostener que no sabe nada, algo que, manifiesta Bromberger, "uno jamás haría con un médico o un mecánico".Pero así como las ciencias sociales se meten cada tanto con el fútbol para que las generaciones futuras conozcan las miserias de la humanidad de esta era, los saberes del fútbol suelen derramarse en ámbitos más acartonados.A caballo de un fenómeno global, a comienzos de los 2000, los empresarios argentinos, desorientados por la que se venía, empezaron a buscar explicaciones en los lugares menos pensados. Al boom de la historia lo acompañó una notable demanda de modelos de liderazgo para encontrar un rumbo posible. Técnicos como Carlos Bianchi, (factotum de las aplastantes victorias de Boca desde finales de los 90),Marcelo Bielsa, José Pekerman (todavía en juveniles) y hasta el conductor de Las Leonas, Sergio Vigil, fueron convocados por empresas, bancos, AFJP y toda aquella asociación que tuviera un directorio en la cima, para enseñar como se arman y manejan grupos y cómo se hace para encolumnar a todos detrás de un objetivo. En fin, eso que se propone la Argentina tres o cuatro veces por siglo.El fútbol, puerto de llegada de los que no eran aptos para una vida de claustros, de pronto debía iluminar a un país en sombras. Diferente como siempre, serio y consistente en cada uno de sus actos, Jorge Valdano fue quien llegó más lejos con este tipo de emprendimientos y creó una consultora llamada Make a Team para impartir conocimientos originados en el deporte al ambito empresario. En España asesora a empresas de todo calibre y hasta a gobiernos regionales.El fútbol es una cosa y todo lo contrario al mismo tiempo. Un día es el imperio de la libertad creativa para el jugador y el resto lo arreglamos tomando un cafecito con los muchachos.Para pasar a la mañana siguiente a la rigidez de los conceptos tácticos en canchas divididas con los conitos que se usan para reservar la vereda y que nadie estacione.Hay técnicos que usan el fútbol para crear incógnitas que sólo ellos pueden resolver y venderles sus soluciones mágicas a dirigentes en problemas, mientras que otros se creen psicólogos simplemente porque pasan muchas horas al día con futbolistas. Motivadores como Ramón Díaz, directos como el Tolo Gallego, cientificistas como Bielsa, paranoicos como Bilardo, chamuyadores como Menotti, a todos los une la creencia de portar una sabiduría que les permitiría fabricar la Coca Cola al club al que lleguen.La prensa deportiva le ofrece escenario ideal a ese teatro de los sueños. Con rumores que van y vienen, con runrunes que faltan chequear, en términos económicos,el periodismo deportivo anuncia todos los días un dólar a 10 pesos.Saber de fútbol en realidad significa saber qué es el fútbol: un mundo de desmesura, la exageración a veces patológica y otras veces catártica. La eterna promesa de saber que mi lunes a la mañana será mejor si en la oficina yo le puedo ganar la discusión a Gutiérrez de compras o a Fretes de recursos humanos. Aunque mi equipo haya perdido. Eso es lo de menos.

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2 Comments:

At 5:51 AM, Blogger Miedo Escénico said...

Increible texto de verdad.
Escapando de la cotidianeidad de la crónica deportiva y aportando toques literarios......
Adelante con el blog, estos espacios en los q nadie (o casi nadie) podrá hacernos o no hacernos decir algo.
Me voy a tomar el atrevimiento de leerlo en Miedo Escénico, un programa radial en el cuál adherimos a este tipo de textos y a esta forma de ver nuestro fútbol.
Una vez mas gracias.... por siempre peloteros.

 
At 9:31 AM, Blogger El Picky® said...

Genial Gantman. Bien clarito y a su vez escrito con mucha sutileza. Muy bueno.

 

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