Sunday, December 17, 2006

Las nuevas generaciones futboleras no son tan fanáticas


Ser hincha de un equipo y cambiarse por el que acaba de salir campeón es una mecánica que los chicos adoptan y los grandes reconocemos, aunque no siempre aprobemos.
La radicalización extrema que genera nuestro fútbol es hoy una característica de los adultos. Tiene lógica: quienes aducen que el fútbol (los equipos, el barrio) es marcador a fuego de la identidad, temen que esa pérdida del marco de referencia los diluya. La identidad es una sola, entonces el fútbol es uno solo: mi equipo.
Los chicos no vienen configurados así. Manejan una amplitud y un panorama que trasladado al fútbol sigue vigente y lo deforma. Para bien.
Los chicos tecnológicos (¿qué chico no lo es a $1 la hora de internet en un locutorio) manejan más elementos inclusive a la hora de abordar el fútbol. Si no reparan en ver televisión mainstream o videos caseros en You Tube, tan poco quedan presos de los colores a la hora de vivir la experiencia del fútbol.
Son hinchas de un equipo en la Argentina y de otro en España y de otro en Italia y conocen los nombres de los jugadores de las ligas menores europeas.
El fútbol a través del Winning Eleven y el FIFA los hace conocedores de nombres, clubes y camisetas de un modo más amplio y que un adulto no consigue abarcar.
Las marcas deportivas recortan al futbolista desde lo individual y la admiración trasciende la camiseta que viste.
Un chico puede ser hincha de Boca ó River, pero ahí no se agota su capacidad de formar parte del fenomeno colectivo del fútbol.
La mirada corta hoy es la del adulto. Temeroso de que si su equipo se va al descenso, su participación en el fútbol quede reducida a la cargada de oficina.
Preso de la sobreinformación y descubridor de conspiraciones permanentes contra su equipo, el grande sólo se queda con el fútbol desde la memoria. Pelea batallas teminadas y su construcción se orienta hacia el pasado.
Con la Playstation, con la tele, con las figuritas, con el mundo del fútbol dispuesto a beberselo de un trago, los chicos no dudan y son los que mantienen la tradición.Aunque parezca al revés.

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3 Comments:

At 7:09 AM, Anonymous Anonymous said...

¿Hay algo más decadente que las cargadas del lunes en la oficina?

 
At 11:42 AM, Blogger César said...

si, patricio, que la cargada siga el martes.

 
At 11:49 AM, Blogger César said...

Lamento ser aguafiestas Marcelo: pero cuando te referis a los chicos en tu post, hacés un recorte de clase. Los pibes de clase media/media alta conectados al mundo (es decir a la web y a la televisión por cable) bien pueden compartir su pasión por Boca, Beckam, Nike y Van Nistelrooy en el WE. Pero los pibitos de las periferias no te cambian la camiseta de Laferrere o Alte. Brown no porque sean cerrados o ciegos fanáticos sino porque su realidad no le ofrece otra cosa mas que lo que se respira en las 10 manzanas de su barrio.

 

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