Suiza-Argentina: amistosos con fallas de origen
Partidos como el que jugaron el sábado Argentina y Suiza están condenados de antemano. Si la selección gana, el valor del triunfo es relativo por el peso de sus rival. Si pierde, es el escándalo. Si empatan, como sucedió, la nada misma. Intentar proyectar una evolución de la selección de Basile es imposible en esta era del fútbol tan fragmentada, donde los jugadores y equipos valen por lo producido en el momento: Messi ES el gol contra el Getafe, aunque luego el Barcelona se haya quedado afuera. Prima el retazo por encima del entero.
Suiza1-Argentina 1, sin embargo, puede hacernos pensar sobre el rol del futbolista argentino hoy. Los futbolistas argentinos parecen casi impresindibles en los equipos europeos y se los señala como el factor decisivo para el triunfo.
Son el equivalente al argentino en la NASA luego de un gran anuncio, el argentino en Microsoft, el argentino en Google. Suponemos que sin ellos (ansiamos que sea así) el asunto no habría funcionado.El valor agregado está dado por la facilidad de brindar soluciones allí donde hay estructuras que YA funcionan y no por la posibilidad de crearlas.
Los argentinos futbolistas juegan bien y definen en equipos que se arman bajo direcciones claras e instituciones sólidas.
La labor individual sirve en Barcelona y hasta en el menospreciado West Ham, pero al momento de la creación íntegra y con copyright exclusivo, las dificultades surgen.
Argentina tiene que jugar la Copa América e intentar ganarla, obviamente con un equipo compuesto solamente por argentinos. Parece facil. No lo es.
Labels: fútbol argentino, reflexiones, selección
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